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Tibu quizá sea el apodo más famoso dentro del negocio musical en este país. Mánager de artistas como José Mercé, Luis Eduardo Aute, Hombres G o El canto del loco, llegó al lado oscuro (ese en el que se mueven las contrataciones, los libros de cuentas y las reuniones con patrocinadores) después de haber militado muchos años como músico a sueldo de artistas tan dispares como Ramoncín, Orquesta Mondragón o Antonio Flores y ser miembro original de los breves pero míticos Banzai. En 2020 puso patas arriba a la industria musical con un libro que levantó muchas ampollas, «Memorias de un mánager» (reseña aquí) donde destapaba algunos secretos incómodos de las estrellas con las que trabajó. Redactado desde la cárcel de Soto del Real, donde pasó casi dos años por un delito de apropiación indebida del que siempre se ha declarado inocente, el tono amargo de este relato se ha visto contrastado con su vuelta a la actualidad literaria. «No se requiere corbata»  (MalpasoyCia,2022) es la parte más íntima de sus recuerdos, en los que ha dejado de lado las historias sobre otros para centrarse en sus propias vivencias, en el amor hacia la música y sus primeras experiencias con el bajo, en los amigos, los amores y los devaneos sexuales.

Hola Tibu, en primer lugar, felicidades por tus dos libros. Tanto “Memorias de un mánager” como “No se requiere corbata” nos han hecho pasar muy buen rato con ese cúmulo de vivencias y anécdotas. A propósito de “No se requiere corbata”, tengo la sensación de que parece escrito desde la calma, llenando esos huecos de tu historia personal que se quedaron en el tintero por la urgencia o las circunstancias, no muy felices, en las que redactaste el primero. ¿Es así? ¿Tenías ganas de hacer saber quién era Tibu, dejando al margen tu opinión sobre terceras personas?

Después de publicar el primer libro, algunos seguidores me pedían saber sobre mi vida privada, supongo que tenían cierta curiosidad por saber de la vida de alguien que decidió que el mundo de la música iba a ser su profesión, y la propia editorial, Malpaso, me lo sugirió también. La verdad es que la idea me sedujo, con la condición de seguir hablando sin tapujos. Por eso hablo de drogas, las mías, de sexo, el mío, y de mi propio rock and roll.

En tu canal de YouTube, Big Manager Music, vemos una extensa biblioteca a tus espaldas. A la hora de plasmar tus recuerdos en un libro, ¿tenías algún modelo en mente? ¿cuáles son tus referentes literarios?

Sin parecer pretencioso, me encanta la nueva narrativa norteamericana; Scott Fitzgerald, Faulkner, Tennessee Williams, Kerouac, y, sobre todo, Henry Miller. Y luego, mucha filosofía, clásica y contemporánea, y muchos libros de historia, también.

En el prólogo de “Memorias de un mánager” dices que no quieres que el libro se vea como un mero ajuste de cuentas, que lo que expones es solo la punta del iceberg y tienes muchas pruebas guardadas que nunca saldrán, aunque es inevitable apreciar una cierta sensación de revancha hacia algunos personajes populares de los que nadie ha dicho nunca una mala palabra. ¿Dónde te pusiste el límite entre lo que se podía contar y lo que no? ¿No tuviste miedo a posibles polémicas o incluso a verte de nuevo en los tribunales?

El límite solo lo pone la ley. La ley se remite a hechos probados, aunque esto no sea del todo cierto, lo puedo asegurar, y no hablo de mi caso. Me apetecía poner los puntos sobre algunas íes que no se comportaron de forma leal, saltaron del barco en cuanto apareció una vía de agua. He guardado en el tintero muchas cosas, muchísimas, que lo mismo en un futuro forman una segunda parte de «Memorias de un manager». El tiempo lo dirá.

La verdad es que a estas alturas enfrentarme a un Tribunal, civil o penal, es el mismo juego, no es algo que me asuste. Quizá les dio más miedo a los aludidos, no fuera que presentase pruebas por orden judicial. La gente tiene una idea muy equivocada de la mayoría de los cantantes. Me pareció una buena idea tirar un poco, solo un poco, de la manta de la realidad.

Has visto todos los lados del negocio de la música y trabajado con multitud de artistas, a los que, por un lado, pintas como seres caprichosos y un tanto egoístas, pero por otro, parece que sigues defendiendo y admirando. Después de tantas alegrías y sinsabores, ¿qué visión te queda de la figura del artista a día de hoy? 

Defenderé a muerte a todo el que se merezca ser llamado Artista, con A mayúscula. Me provoca mucha risa cuando algún cantantito famoso se autodefine como artista. Acaso te comparas con Mozart, los Beatles, Beethoven, Dalí, etc… porque esos sí eran Artistas. ¿Es posible que cualquiera de los triunfitos (por poner un ejemplo que todos conozcan) pueda definirse como Artista? No me jodas…Un Artista tiene que ser un creador, tener su propia propuesta. Si eres rubio, tienes rizos y cantas como un cantante de orquesta (todos mis respetos hacia las orquestas) y solo tienes a tu favor haber participado en un concurso, eres merecedor de tal adjetivo??? No me jodas…Y por ser hijo o hija de alguien famoso crees que es hereditario??? No me jodas, vivir de un muerto…

A pesar de su corta trayectoria, Banzai fue uno de los grandes grupos del heavy metal nacional que marcó una época y hoy es considerado un grupo de culto. Sin embargo, y a pesar también de que es prácticamente tu único proyecto musical como creador, pasas muy por encima de él en tus memorias. ¿A qué se debe? ¿No había nada más que contar o puede que algún día tengamos un relato detallado de tus vivencias en la banda?

No hubo muchas vivencias en Banzai. Realmente creo que nunca fuimos conscientes, sobre todo en el primer disco, de la trascendencia que, con el tiempo, hemos llegado a tener. Salvador, Larry y yo éramos mercenarios de la música, y después de Banzai lo seguimos siendo. Pero quiero dejar claro que todos los miembros de Banzai nos lo creímos a tope y trabajamos muy duro para estar ahí. Pero no éramos el típico grupo de colegas que viven por y para el grupo. Nos veíamos cuando había que tocar y/o grabar. Yo estaba con las motos, Salva componiendo para otros cantantes, y Larry tocando jazz. Cuando llegaron Manzano y Biosca, las vivencias fueron todavía menores. Vivían en Barna, y todavía no había Internet.

En tu canal desgranas los secretos del negocio de la música y das consejos tanto de management como de creación musical. ¿Qué te está aportando esta nueva faceta y cómo te sientes con ella?

La idea me surgió cuando vi que varios cantamañanas estaban vendiendo humo online en internet con cursos de management, sin tener ni puta idea de lo que hablan. Me parece un timo. Mi mundo es muy pequeño, y los managers de primera división, en el Mundo, nos conocemos todos. A estos vendedores de motos no les conocemos nadie.

Me siento muy a gusto dando mi particular visión de cómo dirigir la carrera de un Artista o un grupo. Y la respuesta no está en los algoritmos ni en las gráficas, eso sólo es teoría. Lo empecé como un divertimento y, la verdad, ha resultado apasionante, el canal va creciendo, los mensajes que me llegan son buenísimos y me encanta aportar un poco de realidad a este mundo tan virtual.

Aunque todo el mundo dice que el negocio ha dado un vuelco con la aparición de las redes sociales y las plataformas de streaming, cuando veo tus vídeos tengo la sensación de que para ti, en el fondo, nada ha cambiado en lo básico, que lo importante es hacer buenas canciones que enganchen al público. ¿Es así? ¿Cómo ves la industria en la actualidad?

En la música solo existen dos secretos: uno se llama do, re, mi, fa, sol, la, si y el otro se llama corcheas, semicorcheas, negras, redondas, etc y sus silencios. El verdadero milagro es que, con tan poco, haya dado para tanto, desde la música sacra a los Pistols, todo cabe dentro. Si tienes una buena canción, se cuela por debajo de las rendijas de las puertas. Lo otro, los algoritmos y la tecnología, valen si tienes la materia prima, la canción. Sin eso, ya puedes tener a la NASA detrás que no te comerás nada. Si esto fuese tan fácil, Emilio Botín no hubiera sido banquero. Hay algo de alquimia en la música, convertir en belleza lo que originalmente era plomo, aunque se empeñen en lo contrario las cadenas de TV.

Las redes sociales se han convertido en el instrumento de promoción por excelencia, donde se puede hacer un seguimiento casi a diario del artista proporcionado por él mismo (dónde está grabando, con quién colabora, cuál es su proyecto inmediato). Aquí sí que hay una clara diferencia con el pasado, en el que había un cierto misterio, porque podíamos pasar meses, o años, sin saber en qué estaba metido el artista ni tener la más mínima idea de su vida privada. ¿No crees que se ha perdido un poco ese misterio y ahora tenemos una sobreexposición que hace que los veamos como algo más cotidiano, que no favorece el fenómeno fan?

Sin duda, ahora cualquiera puede grabar un disco en su casa y, gracias al autotunner cualquiera canta. Añades “atún con pan” como único ritmo durante la canción, escribes una letra lo más ordinaria y soez posible, te haces un video con cadenas de oro , tías buenísimas, o tíos, y unos bugas del copón, y tienes las puertas del paraíso abiertas. El problema es que Internet ha añadido inmediatez y se ha perdido el interés de aprender música, no es algo que realmente los jóvenes, en su mayoría, valoren. Y luego están las fans, las de siempre, que habría que ponerles un piso, se lo merecen todo, pero las de verdad cada vez son más escasas, como la buena música.

Aunque siempre has sido muy conocido en el mundillo musical, no era así a nivel popular, ya que siempre has trabajado en la sombra. A raíz de la publicación de los libros y del canal, ¿qué siente Tibu al ser un personaje mucho más público que antes?

Muchísima gratitud hacia mis seguidores. Les contesto a todos, me encanta. Pero sigo siendo el mismo Tibu de siempre, un chaval de barrio, malote de fin de semana, y currante de diario, como cuento en el segundo libro.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Publicar un método de management musical que ya tengo escrito, y buscar talentos, que escasean. Cuando encuentre uno, te aseguro que quemaré las naves de nuevo.

Y ya para acabar, ¿nos recomiendas un disco y un libro?

Un disco: Tutu, de Miles Davis. Tan lleno de silencios y de paisajes. Pintó un paisaje nuevo para el jazz.

Un libro: La Biblia (como libro de historia, únicamente. Soy ateo practicante)

josebosch

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