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La palabra ilusión hace referencia a un sentimiento de alegría o satisfacción causado por la esperanza de alcanzar algo que se desea. No cabe duda de que se trata de un factor indispensable a la hora de iniciar o mantenernos constantes en una tarea de la que esperamos un beneficio, ya sea este económico o personal. Pero cuidado, porque ilusión viene del latín illusio, que significa engaño.

Los protagonistas de «Mensaka», publicada en el ya lejano 1995, viven de una ilusión: su grupo, el trío de punk-hadcore formado por David, Javi y Fran, está a punto de ser fichado por una multinacional que les llevará a otro nivel comercial. Pero, eso sí, tendrán que pagar un peaje: suavizar su sonido, hacerlo más aceptable para el gran público.

David, Javi y Fran después de fichar por una multinacional.

Las ganas de triunfar hacen que les sea imposible mirar más allá y no tener en cuenta los problemas artísticos con los que se van a enfrentar en el futuro. Y lo peor es que se permiten poner en stanby sus problemas presentes, que no son pocos. «Todo se arreglará cuando fichemos» parece ser el mantra que se repiten ante unas dificultades que no parece que se vayan a esfumar tan fácilmente: trabajos precarios, relaciones desgastadas, infidelidades, incomunicación, drogas y una violencia que impregna el relato de principio a fín caracterizada en el personaje de David, un mensajero de moto irascible y cabreado con el mundo por el duro trabajo que desempeña. Que por cierto, si ya estaba así en el 95, habría que verle en estos tiempos de Ubers, Glovos y Amazons.

El remake asiático de Mensaka.

Narrada en primera persona por cada uno de los protagonistas (un total de ocho), que aportan su visión hasta completar una historia que se desarrolla de un modo vertiginoso y de la que es difícil desengancharse por sus diálogos realistas, sus capítulos breves y la cantidad de perspectivas narrativas, un reto del que el autor sale airoso gracias a una buena caracterización de los personajes.

«Mensaka» fue la segunda novela de José Ángel Mañas, que venía de triunfar con «Historias del Kronen», el debut literario que le valió ser finalista del premio Nadal con solo veintitrés años y con el que revolucionó las letras españolas. Tuvo una adaptación (horrenda) al cine de la mano de Montxo Armendáriz que disparó aún más su popularidad. Pero la crítica, como no podía ser de otra manera, lo despedazó, porque en este país no gusta que a la gente le vaya bien. No obstante, también tuvo sus defensores, como el gran Francisco Umbral, que dejó por un momento de hablar de su libro para calificarle como el más brillante cronista de su generación.

El autor.

 Mañas lleva el rock en la sangre: tocaba el bajo en un grupo de punk-rock, y eso se nota en Mensaka. De hecho, alguna vez ha calificado su estilo como «literatura punk». Y aunque el éxito masivo de los inicios se fue apagando, no ha parado de producir literatura de un gran nivel, reinventándose y tocando diferentes palos, como la novela histórica (El Hispano), el thriller (Todos iremos al paraíso) o el ensayo (El legado de los Ramones). Entre sus últimas obras destaca «La última juerga», en la que retoma a algunos de los protagonistas de Kronen.

«Mensaka» tuvo también su adaptación al cine, esta vez de manera mucho más afortunada. Dirigida por Salvador Garcia Ruiz e interpretada, entre otros, por Gustavo Salmerón, Laia Marrull y Willy Toledo, supone un interesante ejercicio de adaptación del papel a la gran pantalla. La película se puede ver en Flixolé y el primer capítulo de la novela puede leerse en la web del autor. Alta literatura rockera.

 

 

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